FREDERIQUE CONSTANT HYBRID MANUFACTURE.



Bueno, reconozco que al sentarme a escribir esta entrada he sentido, lo primero, una cierta desgana. Es algo que me sucede bien pocas veces porque siendo el blog, como es, básicamente un hobby, su principal objetivo es que quien escribe, disfrute.

Como suelo estar al tanto de las novedades que se van presentando estas fechas, ya cercanas a Baselworld, al final me pareció un ejercicio de "responsabilidad" dedicar un rato al nuevo Frederique Constant Hybrid Manufacture. Sus predecesores (en concepto) ya pasaron por el blog. Si recordáis eran los Horological Smartwatch.





Mientras que aquellos me parecieron relojes realmente innovadores, el siguiente paso de la compañía, el Manufacture Hybrid me encuentra, de inicio, algo más que escéptico. Sin entrar en más consideraciones, mi primera impresión fue: "ufff, qué desorientada anda la industria tradicional relojera suiza con los smartwatches".

Sí, porque aquí alcanzamos un estadio o fase ya muy difícil de asimilar. El Manufacture Hybrid es, básicamente, un reloj con calibre modular. Añádase al calibre automático FC750 un módulo para las funciones smart y... ¡voilá!





Quizás, si existiese algún tipo de interrelación entre ambos componentes mis impresiones fuesen otras. Pongamos por caso que el componente mecánico suministrase, de algún modo, la energía que precisa el módulo smart... No. La única novedad es que éste último, además de monitorizar las variables al uso de este tipo de relojes (actividad física, sueño y demás), realiza un chequeo del funcionamiento de la parte mecánica. Hasta donde la firma ha explicado, sólo chequeo y recogida de información, visualizable en la consiguiente app para IPhone. Con ello me refiero a que al parecer, tampoco actúa como "corrector" del calibre mecánico manufactura... Además, el módulo smart precisa ser recargado a través de un dispositivo bastante aparatoso (aunque también puede hacerse a partir de un puerto USB) como se aprecia en la siguiente imagen:





Afortunadamente, la caja, gracias a su función de rotación, es capaz dar cuerda al módulo automático al tiempo que recarga la batería del componente "eléctrico", cuya autonomía, por cierto, es considerable (unos siete días).

Por su puesto, el componente mecánico está fuera de toda duda. Frederique Constant es una firma reputada y sus calibres in house son realmente precisos. Así que mi impresión es que poca información de valor va a obtener el módulo smart en este aspecto... Es más, creo que al dueño del reloj poco le va a importar si desvía una décima de segundo arriba o abajo... 





Vamos con la parte estética. Todo va relativamente bien hasta que encuentras el rectángulo a las 3 con la inscripción Hybrid, en cursiva y con una grafía completamente opuesta al estilo del dial guilloché, los numerales romanos y las agujas tipo Breguet. Un contraste realmente brusco.

Y es que, al final, lo que no cuadra es el propio concepto del reloj. Los Horological Smartwatch tenían un punto estético clásico hasta cierto punto controlado, asumible. Pero ahora se intenta reconciliar dos maneras de entender la relojería muy alejadas. La mecánica y estética inconfundiblemente clásicas con las funciones y entorno smart...





Lo que no puede negarse al modelo es que abre una interesante (para los aficionados) discusión. ¿Cómo debe ser estéticamente un smartwatch? Desde luego, en mi opinión, no debe parecerse a un Breguet. Pero claro, es sólo una apreciación personal. Supongo que quien está interesado en las funciones smart tiene en mente un reloj bastante más dinámico y de líneas generales mucho más modernas. Algo más "técnico" en cuanto a las propias características intrínsecas del reloj, resistencia, sumergibilidad, materiales, la propia banda de sujección del reloj...

Cierto es que puede haber un cliente potencial que necesite un reloj con alta capacidad de "representatividad" desde el punto de vista estético y al tiempo desee monitorizar determinadas variables. Pero eso ya lo hacen otros dispositivos de muñeca... o el propio teléfono móvil.





Debo conceder a FC, además del reconocimiento a su nivel de ejecución en cuanto a acabados y calibre mecánico, el riesgo que supone este reloj y el ser pionera en la búsqueda del cliente potencial que comentaba en el párrafo anterior. Algo que no todas las firmas de relojería suiza están dispuestas a asumir...

¿Hay algún elemento que pudiera cambiar mi valoración general del reloj? He de confesar que sí, lo hay. Es el precio. Porque si estuviéramos hablando de una horquilla entre los mil y mil quinientos euros, manteniendo la misma estética y con un calibre mecánico más básico, el reloj se me haría algo más interesante.





Pero sucede que el precio de tarifa es el que corresponde a un calibre manufactura (incluso se queda algo por debajo respecto a la competencia). Estamos hablando de un precio entre 3.495 y 3.795 USD según modelos. 





Bueno, hasta aquí una entrada en la que he hecho la crítica más escéptica acerca de un reloj en el tiempo de existencia del blog. Al final, tratando de ser ecuánime, creo que simplemente se trata de tener las ideas claras. Automático con look clásico de excelente calidad, como sabe hacer FC... o smartwatch. Pero ambos a la vez, en mi opinión, no. ¿Qué opináis?







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Comentarios

  1. Yo comparto tu opinion, es un simple mix sin que ambos modulos se integren/mejoren uno al otro. La relojeria suiza esta totalmente perdida en este tema. Solo hace 3 años que Hayek (jerifalte del todopoderoso Grupo Swatch) decia en las entrevistas que los smart-watches no le interesaban lo mas minimo, ni afectarian en nada a la industria de los automaticos......apenas 1 año despues tuvo que enmendarse sin pedir perdon por errar en una premisa estrategica tan elemental (como cuando decidió inopinadamente subir un 100% el precio de los Etasa o el no subir el porcentaje para que la pieza sea calificada como "swiss made"......todo muy "brillante").
    Ahora FC rellena huecos en el mercado con este "cóctel", que simplemente es meter 2 relojes en una sola caja, muy bien rematada y con un precio bastante alto.
    Las criticas a algunos relojes estan mas que justificadas en tu blog, como en este caso, lo que apoyo enteramente.

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  2. Excelente aporte Miguel. Estoy de acuerdo, no sólo en lo de que la industria relojera suiza está perdida en este asunto sino también en algunos otros, aunque la "fiesta va por barrios". Al leerte, he recordado también unas declaraciones de George Kern, nuevo CEO de Breitling, justificando la chapuza de su primera colección con mando en plaza (Navitimer 8). Decía algo así como: "la primera razón por la que alguien compra un reloj es la marca, la segunda la marca y la tercera la marca". Y con ese profundo razonamiento se justifica, claro, cualquier desatino (como su espantosa primera colección). Al leerlo lo primero que pensé fue: ¿realmente habrá comprado este señor un reloj en su vida? He de suponer que sí, bastantes más que yo y más costosos... pero no dejó de sorprenderme.
    Yo creo que se echa en falta, en algunos casos, el ser consecuente con el propio concepto de reloj. ¿Mecánicos?... perfeccionemos sus calibres, innovemos en materiales de caja u otros componentes, apuremos sus diseños, redimensionemos (dowsizing, está bien), abaratemos, hagámoslo más accasible. ¿Cuarzos?...no los demos por muertos debido a la fiebre de los smart, ofrezcamos opciones (ved si no el nuevo GMW B5000 acero de Casio, o los VHP de Longines), ganemos precisión, innovemos en la carga solar, combinemos ésta con los calibres termocompensados (The Citizen). ¿Smart?... profundicemos en los parámetros de salud, busquemos nuevas aplicaciones realmente útiles para el día a día. Lo que no es posible, en mi opinión, es querer hacer todo eso en un mismo dispositivo...

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  3. De entrada habría que definir qué es un smartwatch. Se meten en este saco a cosas que, a mi entender, son tan diferentes como, por ejemplo, por una parte los relojes de Cronaby y por otra, los Apple Watch o los basados en Android.

    En cualquier caso, a mi entender el smartwatch tiene una limitación intrínseca: su obsolescencia. Limitación debida a que el smartwatch está vinculado a un smartphone, un aparato, que por definición, unos cinco años después de su fabricación es obsoleto. Una de las razones por las que no tengo intención de comprar un reloj de Cronaby - o similar - es que cuando me toque cambiar de smartphone, es posible que ésta sea incompatible con el reloj.

    ¿Busco los tres pies al gato? Un manos libres que tenía en mi coche lleva años acumulando polvo en un cajón porque éste y el smartphone que utilizo actualmente son incompatibles. La razón: distantas versiones de Bluetooth. En semejante escenario, ¿actualizaría Cronaby - u otro fabricante - mi smarwatch y, además, lo haría a un precio razonable?

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    1. Gracias por comentar. Es un punto de vista interesante. Ya resulta bastante costoso cambiar el móvil coma para además añadir el reloj, efectivamente.

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