EL CERTINA DS SUPER PH1000, EN MUÑECA.

 

Si eres aficionado a los relojes, y te gustan los de buceo, el modelo que no podías dejar escapar el año pasado era el Certina DS Super PH1000 o, mejor dicho, su reedición. Concretamente la edición limitada de 1000 unidades, color de esfera naranja...

Un reloj de buceo icónico en los años setenta, que había sido "homenajeado" por unas cuantas microfirmas, y que por fin Certina decidió recuperar para su catálogo en 2023. No era un movimiento inesperado, pero fue muy bien recibido por los aficionados y entusiastas de la firma.

He tenido la oportunidad de pasar unos días con el nuevo DS Super PH1000 metros. Como algunos sabréis, el original, de principios de los setenta, participó en el programa de la NASA denominado Tektite (concretamente en Tektite II). Se trataba de un experimento de hábitat subacuático y estancia de larga duración en una instalación submarina ubicada en las Islas Vírgenes).

Yo, evidentemente, no tenía intención de pasarme una temporada bajo el agua, en plan Bob Esponja. Con comprobar las sensaciones en muñeca y trastear su comportamiento me resultaba más que suficiente. Además, claro, del legítimo interés como coleccionista... sabiendo que, con el tiempo, será un reloj, probablemente, muy cotizado.

No tenía muy claro si esta edición limitada iba a ser fácil de conseguir, pero gracias a los buenos oficios de Antonio, de la Joyería Relojería Matra, de Santander, he podido incorporarlo finalmente a la colección. Como es habitual, un trato extraordinario.

Había leído en los foros que este Certina era, posiblemente, el mejor reloj de buceo del mercado actual en su rango de precio. Esta es una afirmación, como poco, subjetiva. Pero efectivamente, se puede sostener que hay muy pocos modelos en la frontera de los 1K euros capaces de competir con él. Es un producto extraordinariamente sólido, por diseño, acabados, calibre...

... a pesar de que Certina le aplicó una moderada dieta de adelgazamiento con respecto al reloj de los setenta. Algo casi ineludible en los tiempos que corren, pero que no ha evitado que el reloj ofrezca una gran presencia sobre muñeca. Es un reloj que viste grande, casi diría que más de lo esperado para sus 43 mm de diámetro de caja. 

En ningún caso resulta excesivo, gracias sobre todo a sus razonables 48 mm de longitud de asa a asa, pero retiene ese punto de reloj herramienta que tanto me agrada en los relojes de buceo. Además de grande, se viste bien, pero mejor en muñecas de más de 17-18 cm. Es cómodo (relativamente) y el caucho que lo acompaña es lo suficientemente dúctil y flexible como para no resultar molesto (aunque, estéticamente, no sé si es lo que mejor le va a este reloj).

¿Legibilidad? Mejor nocturna (gran rendimiento del lumen, diría que casi al nivel de Seiko) que diurna. Sobre la esfera naranja, a veces casi amarilla, en ocasiones destacan escasamente los marcadores horarios y la aguja horaria, en función de la incidencia de la luz. Se lee, sí, pero a veces, en esta versión naranja, se echa en falta un mayor contraste de los marcadores horarios (a pesar de estar enmarcados) y del juego de agujas.

Esta incidencia no sucede (al menos en las imágenes disponibles) en la versión con esfera negra. Quizás es el mayor defecto que le he podido encontrar al reloj, aunque no resulta un problema demasiado importante.

La calidad de los acabados del reloj es incuestionable. La superficie superior de la caja recibe un acabado cepillado muy matizado, casi satinado, mientras que el resto de la caja, carruras y soporte del bisel incluidos, van perfectamente pulidos. El insert del bisel es de aluminio, a la antigua usanza. No se echa en falta un cerámico en absoluto. En líneas generales, considero que Certina ha puesto mucho más de su parte que en el caso del DS Super PH500, en casi todos los aspectos. Podéis leer la revisión de este último en el siguiente enlace:

http://tiempodinamico.blogspot.com/2020/10/certina-ds-super-ph-500m-revision.html

La tapa posterior, como no podía ser de otro modo, mantiene el mítico logo de los Certina DS (duros como el caparazón de una tortuga) y, si os fijáis, incorpora por fuera del mismo una franja ondulada, que distingue a los DS automáticos (en los DS de época no la encontraréis en aquellos de carga manual). 

Como me sucedió en el caso del DS Super PH500, el caucho no es precisamente de mi agrado por lo que se refiere al diseño, quizás demasiado "técnico" y no lo suficientemente "vintage", pero he de reconocer que es francamente cómodo. No es excesivamente rígido y se adapta muy bien a la muñeca. Como se observa, el ardillón va convenientemente firmado.

Por lo que se refiere al calibre, lo esperado. El Powermatic 80.611, con espiral de Nivachron, va ajustado en rango COSC, aunque el reloj no dispone de certificado de cronómetro. En esta unidad, unos 4 segundos/día de atraso. 

Así que poco más se puede pedir a un reloj que conserva los códigos estéticos de los diver de los setenta, reinterpreta un reloj de buceo icónico bajo la firma de la misma compañía que lo comercializó en aquella época, y además se trata de una edición limitada, en un rango de precio sensato. Para mí, imprescindible en cualquier colección de relojes de buceo que se precie, sólo o acompañando a los DS Súper de los sesenta y setenta.