TUDOR RANGER 2022.

 

A veces no se trata de poner el foco en un modelo, sino en un concepto. Parece que eso es lo que ha tratado de hacer Tudor con su reloj herramienta por excelencia: traer al foco de la actualidad esa filosofía del reloj: el "toolwatch".

¿Con acierto? Pues, aunque hay bastante disparidad de opiniones entre los aficionados, yo creo que con más luces que sombras (ya se sabe, nunca llueve a gusto de todos). A falta de verlo físicamente, mi impresión es que merece una reseña en el blog.

¿De que hablamos cuando decimos que un reloj es de estilo o concepto "herramienta"? Pues básicamente estamos pensando en un modelo robusto, apto para su uso en entornos extremos, preciso, con la información mínima imprescindible y con una legibilidad de hora irreprochable.

Claro, aquí el problema es que de ese tipo de relojes hay unos cuantos en el mercado. Me vienen a la cabeza el Christopher Ward C63 en el segmento por debajo de los 1K euros, el Sinn 556 entre los 1-2K euros (con una estética más pilot que "explorer") o el extinto Rolex Explorer I en un escalón superior (y en el cual se inspira este renacido Ranger).

Me da una pereza terrible reproducir el antecedente histórico del Ranger, como se hace en casi todos las webs del mundillo. Brevemente, se cumplen este año el setenta aniversario de la Expedición Británica al Norte de Groenlandia. Cada uno de sus miembros utilizó un Tudor Oyster Prince referencia 7808.

¿Dicha expedición funcionó como banco de pruebas para que Hans Wilsdorf testara sus Tudor? Si. Pero seamos francos, Hans Wilsdorf dotaba de relojes Rolex o Tudor a cualquier expedición por aquella época, aunque fuese para dar la vuelta a la manzana del barrio de cualquier científico, y lo hacía porque era y sigue siendo el personaje de la industria relojera que primero y mejor entendió la trascendencia del marketing...

Bien es cierto que los Oyster Prince 7808 no hicieron un mal papel en aquella expedición. Como tampoco lo hace el Ranger, su heredero en nuestros días...

Nos hemos ido en esta ocasión a los 39 mm de diámetro de caja (para mí muy convincentes, aunque hay quien clama por tres mm menos). Caja que, como corresponde a cualquier buen "toolwatch", recibe un acabado totalmente cepillado, parece que a distintos niveles de intensidad (mayor en las carruras que en la superficie superior donde es mas satinado, o se trata de un efecto óptico en las imágenes disponibles). El caso es que no hay ninguna superficie pulida excepto el lateral del bisel.

La esfera es negra, mate, y con acabado ligeramente granulado, y contrasta nítidamente con los marcadores horarios (12, 3, 6, 9) de gran tamaño y el juego de agujas. Dicen algunos aficionados que hay mucho "espacio vacío" en esta esfera pero yo creo que menos es más. Los marcadores comentados, el carril de minutería externo (discreto) y las escasas grafías a mí me alivian. El único toque de color es la punta de la trotadora.

El conjunto no cabe duda que se lee fácil, y cumple así con una de las premisas del reloj herramienta. Una ayudita hubiera sido escalar las capacidades de resistencia a la presión del reloj, desde las 10 atmósferas (aceptable pero no para tirar cohetes) al doble.

¿Calibre? Uno manufactura de la casa, el MT-5402, introducido en 2018, 27 joyas, 70 horas de reserva de marcha y certificado de cronómetro. Presente también en los Black Bay de Tudor, no lo tengo catalogado como un mal calibre, ni mucho menos, aunque tiene sus detractores, y lo veo adecuado en el rango de precio del reloj.

Sólo tres opciones disponibles: con brazalete metálico y cierre "T-fit" (ajuste rápido en cinco posiciones), una correa textil y otra de híbrida de caucho y piel (con la que, para mí, el reloj funciona mejor estéticamente).

Un dial en cualquier tono claro hubiera venido de perlas...

Y los precios: 2.880 euros con brazalete metálico, 2.580 con las otras dos opciones de correas.

https://www.tudorwatch.com/es/familia-de-relojes/ranger